martes, noviembre 30

El paso del ganso


Autor: Alejandro Jodorowsky

Contexto: Fábulas, relatos y cuentos breves

Año: 2002

País: Chile









"El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro."

No hace mucho tiempo que leo a Jodorowsky, ni tampoco es mucho lo que he leído de su obra. Creo que más me convence su cine, una colección de filmes alucinantes, bizarros y sorprendentes, pero de lo que he leído, «El paso del ganso» es lo que más me ha gustado. Esta obra se compone de un complejo collage de relatos y cuentos cortos impregnados de psicología, magia, simbología mística, contenidos esotéricos y cabalísticos, represión militar, regresiones dimensionales en familias de veinte generaciones y una gran variedad de personajes surrealistas e increíbles. El estilo es irónico y elemental, arrancando carcajadas al lector de manera frecuente, puliendo la narración de manera que no hay una sola palabra de más; práctico, sencillo y, aún así, genial e imaginativo. El lenguaje, en la mayoría de los cuentos y relatos, es fácil y ordinario, y únicamente se torna inextricable cuando así lo requiere la narración.

Por ejemplo, en «Un marido que repta», un cuento plagado de formulismos de la cábala y que, como el autor sugiere en la conclusión de la obra, es bastante difícil de digerir si no se tiene una preparación sobre el entorno:
"El andrógino me ve. Con su voz de mujer y con su mitad de cuerpo femenino agitándose apasionadamente, mientras la parte masculina duerme, se abalanza sobre mí. [...] Escucho sin dificultad. Trata de besarme. Escapo. La pieza es grande. Demoro, reptando, en llegar a la puerta. Voy a salir. Me toma de un pie. Apretándome contra su único seno, trata de revolcarse conmigo."

Otros, como «El cura-monasterio», «El vampiro subversivo» o «El piojo del coronel», se tratan de cuentos orientados con mensajes filosóficos y máximas existencialistas. Están también los que contienen mensajes políticos y sociales a través de fábulas imaginativas y volátiles, como «El perro de Ptosis». Algunos cuentos son geniales por sí mismos, extensos hasta un punto necesario y envueltos de cierto positivismo trágico que, inexplicablemente, dejan un buen sabor de boca a través de la tragedia y la violencia.
"[...] escucharon a Dominguito hablarles con voz de adulto: '¡Queridos parientes, voy a llorar por última vez: mis lágrimas les darán vida eterna!' Otra vez se puso a eyectar gotas de miel. Cayeron en éxtasis saboreando tanta dulzura. Poco a poco el manjar los fue paralizando hasta que, muertos, tal como el niño había prometido, entraron en la terrible vida eterna."

Pero lo que más me fascinó de la obra es la irreverencia y la ironía, amén de la imaginación, con que plasma a una sociedad reprimida por el militarismo, la intolerancia y la inflexibilidad, y la forma de arremeter contra ello por medio de reflexiones en cuentos a través de personajes bizarros y ceremoniales. Ejemplo de esta postura son «Eugenia» -de la que ya he hecho una transcripción en este blog-, «El paso del ganso», «La idea» y una serie de cuentos cortos:
"Con el pecho cubierto de medallas regresó el viejo soldado. Arrastrando su pierna ortopédica dejó una larga línea en la tierra. Esa huella iba dividiendo el mundo en dos. Un lado estéril que rápidamente se convertía en desierto y un lado fértil poblado de bosques, flores exuberantes y aves multicolores... El viejo soldado, con el pecho cubierto de medallas, se perdió en el horizonte. Poco a poco, el viento y la lluvia borraron esa huella. El mundo recuperó su unidad."

En fin, no tengo nada que objetar a esta gran colección de ocurrencias de Jodorowsky, cuanto menos si conocemos el tipo de creaciones fuera de lo común a que tiene acostumbrado a su público.

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