martes, abril 19

La Sombra de Heidegger

Autor: José Pablo Feinnman

País: Argentina

Contexto: Filosofía / Alemania Nazi

Año: 2005






¿Qué significado pudiese tener una piedra arrojada en medio de un estanque? ¿Está la roca dentro o fuera del agua? Y al entrar la roca al agua, ¿qué es lo que la separa de la fina membrana del líquido? La roca, un objeto concebido como ente dentro de una oración, aunque dotado como ser por participar en eventos que formulamos, ¿acaso no adquiere existencia justo en el momento de ser suspendida en el vacío, dotada con la facultad de desatar consecuencias que afecten al tiempo, al espacio y la materia? ¿Acaso no la dotamos de historicidad?

¿Qué significado puede tener una Luger colocada sobre una mesa en medio de una habitación de estudio en Argentina? ¿Cambiaría su significado si ésta se coloca sobre una mesa en medio de una cabaña de veraneo en Alemania?

Martin Müller, hijo de Dieter Müller, un alemán que fue profesor de filosofía en la Universidad de Friburgo durante el Tercer Reich, le hace estos cuestionamientos a Martin Heidegger en una entrevista a la que no ha sido invitado y le pide que, así como su abuelo y su padre, él también dote de historicidad a esa Luger.

La Sombra de Heidegger pretende ser también eso: una novela dotada de historicidad. Está compuesta de dos partes: la primera es una carta que el filósofo Dieter Müller deja para su hijo Martin en un afán por explicar y tratar de justificar la caótica situación vivida en la Alemania nazi, el porqué de su inclusión en el NSDAP, en las filas de las SA y su inexistente reacción ante las carnicerías perpetradas por las fuerzas nazis en Alemania, Austria y el resto de Europa. A través de un vivo relato le va desentrañando los detalles sobre sus estudios en Friburgo bajo la doctrina del más grande filósofo del siglo XX y el inevitable crecimiento de las Sturm Abteilung, observando, como lejano testigo, cómo la Alemania entera se sumaba a la ola de odio y violencia que representaban las fuerzas de choque de Ernst Röhm.

Sin embargo, además de relatar lo vivido durante esa época tan caótica, también se sumerge en la marejada filosófica naciente de las crisis conceptuales de principios del siglo XX, cuando Heidegger revolucionaba la filosofía occidental de Descartes y arrojaba al Ser lejos de su posición privilegiada de testigo y lo convertía en protagonista de las cuestiones ontológicas. Atestigua sobre el nacimiento del Dasein y su caótico devenir en la búsqueda de un significado para su propia existencia, concretiza sobre las conductas del pueblo alemán y su identificación con la doctrina nazi, estudia a Heidegger en medio de la marea de odio nacionalista y su lugar como precursor de una filosofía para el nazismo, relata con genial maestría las razones por las cuales los nazis dejaron de ser nacionalsocialistas íntegros para convertirse en matones de esquina, desentraña las causas por las que el Reich tomó como víctimas a los judíos y arremete contra la Oficina Rosenberg y sus políticas inhumanas y dogmatizantes.

En esta primera parte, la más extensa y, para mi gusto, la más histórica, el autor deja plasmado, por medio del narrador, que no se trata de una novela circunstancial sino un intento de tejer una novela filosófica. Si bien inmediatamente después declara su intento de dotar de historicidad a dicha novela, en la cual no se incluirán héroes ni villanos ni personajes concretos sino simplemente objetos arrojados en el Espacio-Tiempo que poseen Dasein —«Ser-ahí»— y que pueden causar ondulaciones en las aguas de la historia lo suficientemente grandes como para impulsar los acontecimientos que la componen.

En la segunda parte, el relato del hijo de Dieter, Martin Müller, nos llevará en torno a un debate unilateral en que el muchacho alemán será el interlocutor y Heidegger se limitará a escuchar su exposición. Martin le exigirá que, así como su padre dotó de historicidad a un objeto tan simple como una Luger, él dote de historicidad la carta que su padre le ha dejado a manera de educación póstuma. En esta conversación, Martin expone varios paralelismos entre el Tercer Reich y las dictaduras sudamericanas así como el papel de Heidegger como Rektor de la Universidad de Friburgo y padrino ideológico del nacionalsocialismo y los papeles representados por ideólogos sudamericanos para con las juntas militares que asolaron el nuevo continente a mediados del siglo XX.

En esta segunda parte, la menos histórica, Martin confronta las enseñanzas de Heidegger y reprocha su escasa preocupación por el humanismo, su falta de cuidado al formular la existencia multiétnica en Ser y Tiempo y su desprecio por las necesidades mundanas. En un paseo a través de la historia de la filosofía, relatada de forma muy personal, y de una breve narración sobre los principales filósofos y poetas influenciados por Heidegger, al final, Martin encontrará las respuestas que necesita con solamente presenciar el mutismo del gran filósofo. A fin de cuentas, como decía Sartré en La nausea: “Mañana lloverá en Bouville”.

Fuente

Antonio Rodríguez. Mundo Historia Magazine no. 10: La Sombra de Heidegger. 14 de abril de 2011.

jueves, marzo 24

El Corazón de Piedra Verde

Autor: Salvador de Madariaga

País: España

Contexto: Conquista de México / Reconquista de España / Colonización de México

Año: 1942






Ciudad de Texcoco, en el Valle de México, año de 3-Cuchillo. Hace unas pocas horas acaba de nacer la pequeña Xochitl, hija del Rey Nezahualpilli, uno de los más sabios y respetados gobernantes que verían las tierras del Anahuac, y su esposa favorita, la princesa Xochocauatzin. La era que ha recibido a la nueva integrante de la corte colhuaca se manchará de fervor religioso y fanatismo desmedido en poco tiempo.

El año 3-Cuchillo representa una época de mal agüero ya que se asocia con el norte por donde llegaban los enemigos de los pueblos mexicanos. En los años posteriores, Xochitl crecerá en este ambiente semi bárbaro, místico e incomprendido siempre por el mundo occidental; un mundo que mezcla la magia y el misticismo con la practicidad del más absoluto sentido común. Xochitl, junto a su protector Izcauatzin y su niñera Citlali, se verá envuelta en una serie de circunstancias que la obligarán a abandonar tempranamente el hogar paterno y recorrer la totalidad del mundo conocido en un viaje épico en el que podrá escapar de la destrucción de todo su universo.

Del otro lado del mundo, en el año 1492, en la Villa de Torremala, Rodrigo Manrique espera con ansia dos noticias que le llegan de parte del mismo mensajero. Primero, el viejo Suárez le dice que Granada, el último bastión del Islam en la península, ha caído en manos del rey Fernando. Después, le comunica que su esposa Isabel ha dado a luz a un varón. Don Rodrigo le llamará Alonso, le educará en el arte de la caballería y lo hará hombre de bien. Con el tiempo, Alonso de Manrique abrazará el hábito convirtiéndose por breve tiempo en un hombre de Dios para, después, por imperdonable pecado, viajar a tierras lejanas, inexistentes para su cultura. En esas tierras, por su extraño aspecto, le tratarán como a un animal exótico, como a un hechicero, un espíritu y mensajero de los dioses. En ellas portará delante de sí la Señal de la Cruz y preparará el camino para la conquista que los españoles habrán de llevar al continente desconocido por obra y gracia de Dios.

El Corazón de Piedra Verde relata la odisea vivida por estos dos personajes, Xochitl, princesa de Texcoco, y Alonso de Manrique, hijo del Señor de Torremala. Ambos tienen un lazo en común: se han visto antes en sueños y visiones, conocen sus rostros y un lazo mágico, o tal vez divino, los une en comunión, incluso antes de verse frente a frente. La influencia sobrenatural de la joya mágica del Rey Nezahualpilli, una piedra de jade en forma de corazón, y la voluntad de Dios encaminarán los destinos de Alonso y Xochitl hasta que terminen entrelazándose en una época caótica en que dos de las culturas más grandes del mundo, cada una en su propia cosmogonía, el cristianismo y el paganismo mexica, se enfrentarán violentamente para dar nacimiento a un nuevo mundo surrealista, en parte sacro y en parte fantasmagórico, que se formará con la benevolencia del Espíritu Santo y la ferocidad de los númenes que exigen sacrificios humanos.

Salvador de Madariaga escribió El Corazón de Piedra Verde en 1942 para incluirla en un ambicioso proyecto: Esquiveles y Manriques, la historia del antagonismo entre dos familias cuyos orígenes se remontan a la Reconquista española y que, buscando suerte en América, protagonizaron una historia épica de amor y odio. Sin embargo, es esta obra, sin duda, el mejor episodio de esta saga y una de las mejores novelas históricas jamás escrita.

Bien documentada, bastante descriptiva y con una exactitud inigualable, hoy en día constituye un clásico de la historia precolombina, sobre todo por el lujo de detalle con que el autor narra la vida cotidiana del México Prehispánico, su dominio sobre la mitología mexica y los usos y costumbres de los pueblos de aquellos tiempos.

Hablamos de una obra fácil de leer, salvo en los episodios en que abunda en términos de habla náhuatl y, aún así, los describe con tal maestría que hasta el menos versado en dicha cultura comprendería el sentido de la narración. También, por medio de un gesto muy aventurado por parte de Salvador de Madariaga, en la obra se retrata a personajes esenciales tanto en México como en España, algunos de ellos intocables, como Hernán Cortés, Cristóbal Colón, Moctezuma y Nezahualcoyotl así como otros menores pero también reales.

Me ha impresionado ver la humanización de personajes completamente rodeados de leyenda como Cuitlahuac, Cacama y Xicotencatl así como también me ha repugnado un poco la mezquindad que Madariaga le adjudica al emperador mexica Moctezuma y la nobleza puesta en Pedro de Alvarado, cuando, en mi opinión, debió ser justamente lo contrario. Y, dado que soy mexicano, no supe qué pensar de un hecho en concreto: que una obra de otro continente sea la única que recoja pasajes, aunque sean ficticios, de uno de los más grandes gobernantes del México Antiguo, el Rey Hechicero Nezahualpilli.

El autor, además, hace gala de un criterio excepcional e imparcial, narrando e intercalando en la obra las anécdotas cual si de un chamán colhuaca se tratara, en el caso de las narraciones sobre la cultura mexica, y con mejor dominio que cualquier sacerdote, en el caso de las crónicas del mundo cristiano. Inicio épico, desarrollo sólido y final enormemente conmovedor; una obra que, sin duda alguna, les dejará con una enorme satisfacción y una gran historia que contar.

Fuente

Antonio Rodríguez. Mundo Historia Magazine no. 9: El Corazón de Piedra Verde. 10 de febrero de 2011.

lunes, enero 31

Santa Sangre

Director: Alejandro Jodorowsky

País: México / Italia

Reparto: Axel Jodorowsky / Blanca Guerra / Guy Stockwell

Contexto: Esoterismo / Psicología

Género: Drama / Horror / Cine de culto

Año: 1989


Hace algunos meses vi esta hermosa obra y me prometí hacer una reseña para los cinéfilos que, al igual que yo hacía, le tienen prejuicio o aborrecen tan sólo por el concepto que maneja; o incluso aún, que la desconocen. Y es que, con ver el título y la portada, y algo de concepto, uno se pregunta: «¿Valdrá la pena, realmente, dedicar tantos minutos a esta realización, tan llamativa para gente de subculturas y enamoradas del género gore, de terror y de violencia?».

Y mi respuesta, en este momento es: «¡Por supuesto!». Y no sólo eso, sino que también la considero una película imprescindible en el cine de culto, por más que Jodorowsky pretenda que no es una de sus mejores o propias películas. También cabe decir que, antes de ver esta obra, echaba mucho en falta la inexistencia de alguna reseña o crítica objetiva para ella. Mucho tiempo estuve buscando alguna opinión o consejo para cuando me llegara la hora de verla, pero no encontré ninguna página en internet que hiciera un buen análisis de la misma.

Lejos de lo que se refleja en «La Montaña Sagrada» o en «El Topo», -que Jodorowsky no hace las películas con los ojos sino con los huevos -bajo mi punto de vista, «Santa Sangre» no se vuelve una historia desarticulada ni mística, sino todo lo contrario: la trama lleva su forma, la secuencia de la vida de Fénix (Axel Jodorowsky) es clara y envuelve; los escenarios son muy coloridos y artificiales, teatrales, y convergen con la imaginación del espectador convirtiendo la historia, ya de por sí muy surrealista, en un ensueño, un viaje onírico, una pesadilla, o cualquier variación de los estados del inconsciente que cada uno le quiera dar. Te hace maravillarte, te revuelve el estómago y te despierta el interés. Además, un punto que noté muy positivo es que no incluye al espectador dentro del personaje para dar un mensaje de autoconocimiento, como haría Jodorowsky con «El Topo», sino que uno queda al margen de la alegoría brutal que se hace del inconsciente, el subconsciente y los complejos psicológicos que marcan desde muy temprana edad al joven Fénix.

Sinópsis (inicia spoiler)












La historia gira alrededor de Fénix, un niño que crece en medio de dos condiciones límite: el libertinaje absoluto de su padre, el director de un circo, y su madre, la líder espiritual de una comunidad que adora a una niña que fue violada y mutilada. El desasosiego, la falta de dirección y la violencia intrafamiliar se ven representadas por los dos ambientes; mientras el padre se entrega a toda clase de excesos con sus trabajadores, payasos, músicos, fenómenos circenses y su amante, una mujer enteramente tatuada que sirve de tiro al blanco en su acto con los cuchillos, la madre va sembrando en la mente de Fénix todo tipo de limitaciones y restricciones ya sea fundamentadas únicamente en la moralidad religiosa o en la más absurda sinrazón. El final de su infancia se ve truncado prematuramente cuando sus padres se asesinan en una escena de adulterio. Sin embargo, la influencia de ambos no desaparecerá: el lívido del padre y un tatuaje en forma de ave fénix acompañan al muchacho en sus andanzas, mientras que las prohibiciones de su madre y la voluntad de sus manos cortadas antes de morir guiarán sus actos aún para asesinar a quien quiera quitarle su inocencia. Y en medio del viaje alucinante, la música de los payasos acompañará sus caminatas una y otra vez, mientras su único anclaje con el mundo real, su mejor amiga, la niña muda del circo, tratará de salvarlo del colapso y la ruina.

Con una atmósfera cargada de alegorías metafísicas y representaciones esotéricas, una música fúnebre con tintes de mambo y mariachi, imágenes impactantes y bizarras con personajes deformes o minusválidos y discapacitados drogándose, escenas frenéticas desvirtuadas por sonidos y colores psicodélicos, «Santa Sangre» es una película con un bien merecido lugar en el cine de culto. En mi opinión, la película tiene mala fama y tal vez sea eso lo que le da un toque negativo entre el público que no conoce a Jodorowsky. Lejos de contemplarse (o quererse contemplar) en el cine gore o bizarro, el filme es uno de los mejor pensados y más reflexivos que he visto. Cabe señalar que es necesario poseer cierto contexto filosófico, psicológico y esotérico para poder comprender cada una de las construcciones arquetípicas con que está plagado. Por mi parte, siempre recordaré claramente la escena en que el elefante, el animal infantil de Fénix, muere lanzando chorros de sangre por la trompa para, después de una ceremonia luctuosa, ser arrojado a una cañada seca donde cientos de desarrapados cubiertos de polvo y sin identidad se aventuran al precipicio para alimentarse de su carne putrefacta.












(fin de spoiler)

martes, noviembre 30

Corsarios de Levante

Autor: Arturo Pérez-Reverte

Contexto: Corsarios / Guerra naval / Imperio español

Año: 2006

País: España






«Durante casi dos años serví con el capitán Alatriste en las galeras de Nápoles. Por eso hablaré ahora de escaramuzas, corsarios, abordajes, matanzas y saqueos. Así conocerán vuestras mercedes el modo en que el nombre de mi patria era respetado, temido y odiado también en los mares de Levante. Contaré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como en casi todo, mejor nos habría ido haciendo lo que otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados.»

Comentarios

De un tiempo para acá, Pérez-Reverte se ha convertido en uno de mis favoritos: traza la historia con una narrativa impresionante y su manera de contextualizar no tiene igual; su habilidad para ponerse, y aún más, para introducir al lector en la piel de los personajes; la descripción de escenarios perfectamente detallados, específica, conceptual; el conocimiento de la historia local e, incluso, de las leyendas locales; el dominio de la jerga y el folklore. Eso, para mí, un aficionado a las novelas históricas, no tiene precio. He leído «Trafalgar» y «La Reina del Sur» y ambas me cautivaron por la forma de manipular a los personajes y de plasmar el ambiente en que se desenvuelven.

Esta vez, en «Corsarios de Levante», lo único que lamento es no haber leído las entregas anteriores de «El Capitán Alatriste». En esta novela hay muchos factores que envuelven al lector, pero el principal es la adrenalina. Si hubiera una película que alcanzara a lograr lo que el autor logra con esta novela, el espectador no respiraría un solo segundo. Y es que eso es lo que el lector siente con esta entrega: batallas navales, escaramuzas, persecuciones por los callejones de Nápoles, expediciones contra aldeas moriscas, luchas de corso contra naves turcas, personajes radicales empapados de humor negro y sentido irónico de la vida, inicios épicos y finales aún más. Todo esto narrado desde la perspectiva de un Íñigo Balboa que se va convirtiendo en un hombre de guerra, al no poder dedicarse más que a la espada y la pluma. De los mares del Mediterráneo a las murallas derruidas de Orán. De las calles bulliciosas de Nápoles a las aguas islámicas de los Dárdanelos. El ritmo de la novela es continuo y cargado de increíbles historias en las que se rememora sobre las hazañas del pasado echando mano de viejos camaradas, como Sebastián Copons, o se adentra en futuras aventuras en las que se inmiscuirán nuevos personajes, como el mogataz Gurriato, así como también está plagado de poesía bélica y satírica que hacen reír al lector en más de una ocasión.

El paso del ganso


Autor: Alejandro Jodorowsky

Contexto: Fábulas, relatos y cuentos breves

Año: 2002

País: Chile









"El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro."

No hace mucho tiempo que leo a Jodorowsky, ni tampoco es mucho lo que he leído de su obra. Creo que más me convence su cine, una colección de filmes alucinantes, bizarros y sorprendentes, pero de lo que he leído, «El paso del ganso» es lo que más me ha gustado. Esta obra se compone de un complejo collage de relatos y cuentos cortos impregnados de psicología, magia, simbología mística, contenidos esotéricos y cabalísticos, represión militar, regresiones dimensionales en familias de veinte generaciones y una gran variedad de personajes surrealistas e increíbles. El estilo es irónico y elemental, arrancando carcajadas al lector de manera frecuente, puliendo la narración de manera que no hay una sola palabra de más; práctico, sencillo y, aún así, genial e imaginativo. El lenguaje, en la mayoría de los cuentos y relatos, es fácil y ordinario, y únicamente se torna inextricable cuando así lo requiere la narración.

Por ejemplo, en «Un marido que repta», un cuento plagado de formulismos de la cábala y que, como el autor sugiere en la conclusión de la obra, es bastante difícil de digerir si no se tiene una preparación sobre el entorno:
"El andrógino me ve. Con su voz de mujer y con su mitad de cuerpo femenino agitándose apasionadamente, mientras la parte masculina duerme, se abalanza sobre mí. [...] Escucho sin dificultad. Trata de besarme. Escapo. La pieza es grande. Demoro, reptando, en llegar a la puerta. Voy a salir. Me toma de un pie. Apretándome contra su único seno, trata de revolcarse conmigo."

Otros, como «El cura-monasterio», «El vampiro subversivo» o «El piojo del coronel», se tratan de cuentos orientados con mensajes filosóficos y máximas existencialistas. Están también los que contienen mensajes políticos y sociales a través de fábulas imaginativas y volátiles, como «El perro de Ptosis». Algunos cuentos son geniales por sí mismos, extensos hasta un punto necesario y envueltos de cierto positivismo trágico que, inexplicablemente, dejan un buen sabor de boca a través de la tragedia y la violencia.
"[...] escucharon a Dominguito hablarles con voz de adulto: '¡Queridos parientes, voy a llorar por última vez: mis lágrimas les darán vida eterna!' Otra vez se puso a eyectar gotas de miel. Cayeron en éxtasis saboreando tanta dulzura. Poco a poco el manjar los fue paralizando hasta que, muertos, tal como el niño había prometido, entraron en la terrible vida eterna."

Pero lo que más me fascinó de la obra es la irreverencia y la ironía, amén de la imaginación, con que plasma a una sociedad reprimida por el militarismo, la intolerancia y la inflexibilidad, y la forma de arremeter contra ello por medio de reflexiones en cuentos a través de personajes bizarros y ceremoniales. Ejemplo de esta postura son «Eugenia» -de la que ya he hecho una transcripción en este blog-, «El paso del ganso», «La idea» y una serie de cuentos cortos:
"Con el pecho cubierto de medallas regresó el viejo soldado. Arrastrando su pierna ortopédica dejó una larga línea en la tierra. Esa huella iba dividiendo el mundo en dos. Un lado estéril que rápidamente se convertía en desierto y un lado fértil poblado de bosques, flores exuberantes y aves multicolores... El viejo soldado, con el pecho cubierto de medallas, se perdió en el horizonte. Poco a poco, el viento y la lluvia borraron esa huella. El mundo recuperó su unidad."

En fin, no tengo nada que objetar a esta gran colección de ocurrencias de Jodorowsky, cuanto menos si conocemos el tipo de creaciones fuera de lo común a que tiene acostumbrado a su público.